
La receta de hoy va dedicada a aquellas personas que, como nosotros, disfrutan de los buenos manjares, y más aún si estos se pueden comer con las manos: brochetas de pollo maceradas con miel y lima.
No os podéis perder la sensación del pollo crujiente mezclado con el sabor dulce de la miel y la acidez de la lima. ¡Indescriptible!
Elaboración
- Pelar y cortar los dientes de ajo y 4 g de jengibre en dados pequeños (brunoise). Reservar.
- Pelar y rallar el jengibre restante. Reservar.
- Rallar la piel y exprimir las limas. Reservar por separado.
- Cortar los tomates por la mitad. Reservar.
- Mezclar en un bol el zumo de las limas y la mitad de la ralladura con los ajos, la salsa de soja, la miel (100 g), la mostaza, el jengibre en dados pequeños (brunoise), el aceite de sésamo, un chorrito de aceite de oliva y un poco de canela, comino y pimienta negra (al gusto).
- Macerar los solomillos de pechuga con la mezcla anterior durante 2 h en la nevera y tapar con film.
- Precalentar el horno a 200º C.
- Calentar una cucharada de aceite en una sartén y tostar el pan rallado panko a fuego medio. Enfriar y reservar.
- Batir los huevos en un bol con una pizca de sal. Reservar.
- Retirar los solomillos del macerado y empanar; pasar por harina, huevo y panko.
- Colocar los solomillos en brochetas de madera en forma de zigzag. Reservar en una bandeja de horno con papel vegetal por debajo.
- Hornear las brochetas de pollo a 200º C durante 20 minutos. Reservar.
- Mezclar en un bol 80 ml de aceite de oliva con la piel de la lima restante, el jengibre (rallado), la miel (5 g) y un poco de sal. Remover con unas varillas hasta obtener una vinagreta.
- Para emplatar, servir las brochetas de pollo maceradas con unos gajos de lima. Acompañar con una pequeña ensalada de brotes tiernos con tomates cherry aliñados con la vinagreta de jengibre, miel y lima.
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